30 marzo 2011

La tierra... para el que la compra

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Desde hace años, países emergentes y multinacionales surcoreanas, chinas o de países de Oriente Medio compran grandes hectáreas de tierra cultivable en los países más pobres de Asia, América Latina o África. Es lo que ya se conoce como neo-colonialismo agrario.

Las primeras son economías que crecen con velocidad en los índices macroeconómicos, pero que no siempre disponen de suficiente superficie agrícola, de agua y otros recursos naturales. Las segundas son economías maltrechas, que acusan graves problemas estructurales y que ven en la venta de su propio terreno una fuente de ingresos para las arcas del Estado.

Viñeta: Carlin.

Pero ¿qué hay detrás de esa apropiación de la tierra? ¿No está favoreciendo la especulación y dando pie al tráfico de superficie cultivable? ¿No es de nuevo el colonialismo que va a recoger las materias primas allí donde su producción es más barata? ¿Se destinan siempre para la producción de alimentos o ‘esconde’ la producción de biocarburantes o transgénicos?

Según Naciones Unidas, entre 2006 y 2009 R.D.Congo vendió 2,8 millones de hectáreas de tierra cultivable, Zambia y Tanzania unos dos millones cada una y Sudán 1,5 millones. Además, Mozambique vendió 110.000 hectáreas, Malí, 100.000… Brasil dejó en manos de terceros más de 100.000 hectáreas, las mismas que Laos y Camboya, y Filipinas vendió 110.000. En Pakistán fueron 324.000 hectáreas de suelo fértil, en Ucrania 387.000 y en Rusia, más de medio millón…
Como cabe esperar, en muchas ocasiones los países compradores (como China) ni siquiera contratan la mano de obra en los lugares donde producen, sino que la envían, malpagada, sin contrato de trabajo y sin cobertura social.

A través de esta práctica, los países pobres, ya de por sí deficitarios en alimentos, pierden superficie cultivable y su fuente de trabajo. Es más, en ocasiones se ven obligados a comprar alimentos ya producidos a aquellos países que están explotando dentro de sus propias fronteras.

Viñeta: Spooner.


Este modelo industrial de agricultura provoca la destrucción medioambiental allá donde se aplica, generando pobreza e hipotecando el futuro de los países que lo acogen y debilitando la sostenibilidad ecológica del planeta.
Así, bosques y selvas tropicales se van convirtiendo en plantaciones, comunidades enteras son desplazadas de sus lugares de origen y pierden el acceso a los recursos más básicos para su supervivencia. Apropiación de la tierra, en perjuicio de los agricultores locales y la gestión de las comunidades locales de sus propios recursos.

Algunos movimientos campesinos en todo el mundo reaccionan progresivamente a este nuevo colonialismo. De hecho hay países como Brasil o Paraguay que están modificando su legislación para afrontar el asunto.
Si quieres conocer alguno de estos movimientos, pásate por:
> www.landcoalition.org
> http://www.grain.org/



03 marzo 2011

Fashion victims: las consecuencias de los vaqueros desgastados

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Fuente: Setem

La moda de los pantalones vaqueros desgastados está costando decenas de vidas y miles de enfermos en países como Turquía, Bangladesh, China e India, países donde se elabora la mayor parte de la ropa que vestimos. 

Esa apariencia de desgastado se consigue en la mayoría de casos mediante la técnica del "sandblasting", que consiste en aplicar un chorro de arena directamente sobre la tela y requiere altas medidas de seguridad.


(Si no puedes ver el video correctamente pulsa aquí.)

Este método, prohibido en Europa pero aún lícito en otros países, resulta muy rentable a las grandes marcas que lo utilizan, aprovechando la deslocalización de su producción y sin importarles aparentemente el elevado coste en la salud de las personas que trabajan aplicando esta técnica.

Turquía es uno de los países más afectados por el “sandblasting”. Precisamente los informes médicos procedentes de este país han sido los que han relacionado la producción de vaqueros con "sandblasting" con la silicosis. Actualmente, se estima que cerca de 5.000 empleados del "sandblasting" están afectados por esta enfermedad crónica, que les impide trabajar y hacer vida normal.

En Europa, el “sandblasting” no se usa desde los años 90, pero son precisamente los países europeos los principales clientes de esos vaqueros desgastados.

La técnica del "sandblasting" se prohibió en Turquía en 2009. Desde entonces, la producción de vaqueros desgastados ha aumentado en otros países como Bangladesh, China, Pakistán, India o Siria.
La silicosis es una enfermedad profesional ocasionada por la sílice de la arena, muy conocida en la minería, pero aún no reconocida dentro de la industria textil. Los mineros tardan 20 años en presentar esta enfermedad. Los trabajadores del “sandblasting”, sin embargo, caen enfermos en sólo seis meses. Por ello, la Campaña Ropa Limpia cree urgente que la OMS y la OIT incluyan el sector textil en su Programa Internacional sobre la Eliminación de la Silicosis Mundial.

Las empresas conocen las consecuencias del "sandblasting" pero muchas de ellas parecen preferir hacer oídos sordos. Tal es el caso de Benetton, Versace, Armani o Diesel, que han rehusado todo diálogo con la Campaña Ropa Limpia y no han dado ningún paso para eliminar el "sandblasting" de su cadena de confección. Otras importantes firmas como Levi-Strauss, Inditex, C&A y H&M, entre otras, ya se han comprometido a prohibir el “sandblasting” en su cadena de producción, aunque no han informado todavía de qué medidas usarán para vigilar el cumplimiento de esta prohibición. Para más información sobre la reacción de las empresas al respecto puede consultarse el listado en la web de la campaña.

No Sandblasting” es la iniciativa que lanza hoy en España la Campaña Ropa Limpia de SETEM y que ya ha comenzado en otros 14 países europeos. Busca presionar a las marcas de moda para que erradiquen esta técnica y asuman su responsabilidad asegurando que los trabajadores afectados de silicosis y sus familias reciban las indemnizaciones adecuadas.



Más información:  www.nosandblasting.org / www.ropalimpia.org