Casi con toda seguridad en este mismo momento un grupo de personas está siendo obligadas por medios violentos a desalojar sus tierras, sus casas. Casi con toda seguridad son terriblemente pobres, probablemente indígenas. Les ocurre a millones cada año.
Donde estaban sus hogares ahora se levantarán proyectos de “desarrollo” a gran escala, infraestructuras (presas, carreteras, gasoductos...) o explotación de nuevos yacimientos naturales. Es el progreso... de “los otros”, el “nuestro”, el que jamás les llegará.
Imagínalo. Al trauma de dejar el sitio donde siempre fuiste se une la incertidumbre de no saber qué te espera ahora.
Algunos son compensados económicamente, otros reubicados en otros sitios, casi siempre desprovistos de cualquier proximidad a la identidad o la cultura de estos nuevos, obligados, habitantes. Pero cualquier compensación por sí misma nunca es suficiente en relación a lo que se pierde. ¿Cómo se compensan la pérdida de la identidad cultural, la historia, las formas de gobierno local?
La pobreza aquí ya no será sólo económica, también empezará a ser cultural o social. Y por supuesto política. ¿Alquien les preguntó? ¿Pudieron dar su opinión?
La ley obliga a planificar e informar estos desalojos con antelación, también obliga a las compañías a obtener el permiso de los habitantes locales para poder establecerse. Faltaría más. Pero la corrupción tiene hábiles y antiguas formas de saltarse estos procedimientos.
El trabajo de algunas organizaciones, como Panos, revela interesante documentación al respecto y testimonios de las personas afectadas. Por ejemplo en India, Pakistán, Leshoto, Kenia, Zambia y Zimbawe o Botswana y Namibia.
También las nuevas tecnologías están ayudando a revelar estas historias ocultas en la agenda de los medios de comunicación, estos sucesos olvidados en el laberinto de los intereses económicos pero que son grandes manchas, escandalosas, en el reconocimiento universal de los Derechos Humanos.
Estoy preparando algo sobre ese papel fundamental que juegan las nuevas tecnologías para facilitar una mayo concienciación global sobre todo esto y lo publicaré próximamente. Mientras tanto, os dejo con un anticipo:
VER VIDEO
Bob Randall, descendiente de los aborígenes australianos y defensor de los derechos humanos, comparte (en inglés) la sabiduría que le llegó de sus ancestros en su relación con la naturaleza, y nos aproxima a la situación de millones de personas que ven violados sus derechos económicos, sociales y culturales.
Contenidos relacionados:
- Desalojos 'olímpicos'
- La maldición del oro
Foto: desalojo de comunidad indígena en Guatemala, encontrada en Flickr, autor: Mimundo.org
.
8 comentarios:
Los terratenientes son los ladrones de la vida.
Es una verdadera vergüenza lo que está pasando.
En referente a lo que escribes sobre proyecto de desarrollo me ha recordado el pollo que tienen en México con la empresa Minera San Xavier pone en peligro la vida de casi 2 millones de personas.
La explotación de Cerro San Pedro, muy cerquita de la ciudad de San Luis Potosí, acarrearía contaminación atmosférica y de acuíferos... Se utilizan 25 toneladas diarias de explosivos a base de nitrato de amonio, diesel y detonantes para tumbar el cerro en por lo menos 80 mil toneladas...Existen amenazas a sindicalistas, y personas que se están movilizando y muchos están pensando en irse de su tierra, desde generaciones por la imparable explotación, cueste lo que cueste, y pese a quien pese...
Y lo peor de todo, que esta historia se repite en medio mundo con la terribles consecuencias medioambientales, coste humano y la prepotencia del llamado primer mundo.
Saludos desde Lápices...
creo que la que describes debe ser una de las peores sensaciones para un ser humano. lo salvaje de perder todo lo tuyo, lo terrible de saber qué te espera.
Un atraco en el que se arrebata la identidad, el pasado e incluso la nostalgia y el derecho a reivindicar. Dignidad, que en manos de las multinacionales, sale a precio de saldo.
Leyendo tu entrada he recordado aquella película de A. Aristarain. Un lugar en el mundo... No, quizá la nostalgia no la puedan arrebatar.
Las grandes empresas mineras, petroleras y farmacéticas olvidan la humanidad y el respeto a los derechos humanos y al medio ambiente cuando luchan en el mercado por obtener recursos naturales para aumentar sus beneficios; y muchos gobernantes corruptos amasan fortunas ofreciendo ventajas para la extracción de esos recursos sin importarles las personas que resultarán perjudicadas.
Quizás el tono de este artículo salió un poco pesimista, pero es que resulta difícil retratar de otra manera determinadas cosas...
Alicia, gracias por la información complementaria. Desgraciadamente, como dices, la de Cerro San Pedro es una historia repetida.
JLuis, muy recomendable Un lugar en el mundo, ¡es una de mis películas favoritas!
Gracias a todas y todos por vuestra participación.
PD. Permitidme que os presente y os recomiende, si no lo conocéis, el blog de Joaquina, que acabo de descubrir gracias a su comentario. Tengo que verlo más despacio pero me parece realmente bueno...
Pierden el día que son desalojados y siguen perdiendo cada vez que se ignora lo que sucede. Su drama se convierte en estadística o en noticia rápida en los medios. Una vergüenza y un delito.
Terrible!
baci,
Pasa, sigue pasando..pero llegará el día en que no pasará. Seremos conscientes aquí de lo que pasa allí, de lo que nuestros pequeños gestos aquí ayudan allí. Y al final tod@s seremos nuevamente un@. Ese día estará tan cerca o tan lejos como nosotr@s quereamos hacerlo, después de todo, tod@s vivimos en un planeta llamado tierra.
Besos!!
Publicar un comentario