17 diciembre 2010

Los cables de Shell en Nigeria

Que Nigeria es un país rico en petróleo lo sabíamos todos. Es el principal exportador de África y está entre los 10 primeros del mundo.
Que empresas petroleras que allí operan, como Shell, Exxon Mobil o Total, ejercen su influencia para condicionar las decisiones gubernamentales que puedan favorecer sus operaciones lo imaginábamos.
Pero ahora, entre los espinosos folios de WikiLeaks, encontramos las pruebas que afirman que Shell ha conseguido infiltrar a personas afines o incluso de su propio personal entre los miembros del gobierno nigeriano.

Lo escandaloso de WikiLeaks es que nos da certezas para cuestiones que, de alguna manera, ya se sabían. No es una sorpresa imaginar que una multinacional energética trate de ganarse el favor de un gobierno, al fin y al cabo ocurre en todos los países y sectores empresariales. Pero en este caso la noticia es especialmente relevante porque se trata de Shell, una empresa que tiene una complicada relación con el respeto a los derechos humanos, y porque las revelaciones de las que se habla ahora significan tratos de favor muy parecidos a lo que se viene llamando “corrupción”.



Estas noticias dan todavía más argumentos a las organizaciones que, desde hace tiempo, impulsan el boicot a esta empresa. La deforestación salvaje, la degradación medioambiental, la desestabilización de la zona, la financiación y el apoyo de grupos militares, su vinculación con el asesinato de Ken Saro-Wiva o el desplazamiento o incluso asesinato de tribus indígenas (especialmente los ogoni o el genocidio de los Ijaw) han sido las principales preocupaciones de los activistas.

La pobreza y la desigual distribución de la riqueza generada por el petróleo son tierra fértil para el conflicto social. Shell asegura invertir millones de dólares por año en el desarrollo de la región y sus comunidades locales y la creación de empleo. También se queja de las explotaciones de crudo clandestinas, que, dicen, son las verdaderas causantes de estos problemas. Incluso en su web se presenta como “víctima” de los serios problemas de desarrollo y conflictos que aquejan la zona:

In the Niger Delta, where most of the oil is produced, poverty and violence are serious problems, making it one of the most difficult places where Shell companies do business.

En el Delta de Níger, zona de especial producción petrolera, 7 de cada 10 personas viven con un dólar al día y poco o nada se sabe de estas inversiones para mejorar su calidad de vida. Paradójico, habitar una de las zonas naturales más ricas del planeta en recursos energéticos y vivir sin electricidad, sin un trozo de tierra para cultivar, sin agua para beber y sin aire puro que respirar.


Pero ¿y el gobierno de Nigeria?
Tres cuartos de los ingresos de Nigeria provienen de la explotación del crudo. Y Shell es el principal productor, manejando la mitad de la cuota de todas las exportaciones.

Es imposible cambiar el escenario o transformar esta realidad sin valorar estas relaciones de interés mutuo.
Lástima que el interés, el beneficio, no sea compartido con el de los ciudadanos y ciudadanas de Nigeria o el resto de personas del planeta.

No hay comentarios: