13 mayo 2007

Ocurrió “allí”. Lejos.

¿Pero qué hubiera pasado de ocurrir “aquí”, donde nos importa?

En abril de 2005 una fábrica de Bangladesh se derrumbó y sepultó a 64 personas y dejando a otras decenas heridas de mayor o menor gravedad. Cientos de familias quedaban sin medio de vida, sin ingresos.
Bajo ese techo se fabricaban productos para empresas europeas como Zara o Carrefour, entre otras.

Ya sabemos, miserias de la deslocalización: mano de obra barata, condiciones laborales precarias, ausencia de condiciones sociales, subcontratas sin escrúpulos, laberintos de códigos éticos...

Dos años después de aquello, algunas de las empresas que allí operaban han decidido indemnizar a las familias, voluntariamente.
Sí, voluntariamente, porque aunque “desde este lado del mundo” nos parezca extraño, nada les obligaba, salvo su compromiso socialmente responsable, que por el momento y aunque a muchos pese sigue siendo cuestión de ética y no de ley.
Y sí, algunas, como Zara y el grupo Inditex, que decidieron actuar responsablemente, mientras que otras de esas empresas se niegan a participar en ese fondo para indemnizar a las familias afectadas, como por ejemplo Carrefour.

Y es que hay empresas que sólo están a las maduras, que se apuntan a los beneficios de la globalización pero no asumen sus riesgos y deficiencias. Mientras la cosa sea cuestión de ética y moral quizás sólo nos quedan dos opciones: confiar en que los empresarios lo sean o bien hacerles ver que si no lo son, no contarán con nosotros.

Como comenta Xavier Agulló:
También quiénes consumimos tenemos la obligación moral, sino la responsabilidad social, de elegir bien a quién compramos y dónde lo hacemos.

Ocurrió “allí”. Lejos.
Pero lo estamos comprando “aquí”. Cerca.

¿Te importa?


Elaborado a partir del contenido Responsables por ser baratas, en BlogResponsable
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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy completamente de acuerdo: si no llevan a cabo una política socialmente responsable debe recordárseles boicoteando, aunque sea temporalmente, sus productos. Eso les duele y les obliga a dar la cara para explicar públicamente su actitud. La próxima vez se lo pensarán dos veces. Saludos.

F. Xavier Agulló dijo...

Bonita metáfora con el título David. Por mi parte, sigo pensando, quizás inocentemente, que sin salir del sistema es posible cambiarlo. Con el consumo podemos hacerlo, sólo es necesario que proporcionemos 'incentivos' a las empresas para avanzar en su responsabilidad social, en países terceros o en el nuestro, a través de un consumo responsable. Pero para ello es necesario 1) que quién consume tenga información, 2) que asuma su responsabilidad y 3) que no sea 'mileurista' para poder elegir y no tener que comprar lo más barato... A menudo esto último es la excusa, pero no siempre es el único motivo, no? Desde la comunidad bloggera algo podemos aportar a los dos primeros aspectos. Un abrazo.

Eifonso Lagares dijo...

Dado que vivimos en una sociedad de consumo y esto es algo muy difícil, por no decir imposible, de cambiar, si podemos orientar lo que tenemos que consumir a aquellos productos y empresas socialmente responsables. Para eso los consumidores necesitamos tener una información mucho más real de los productos y de las empresas que "intentan cubrir nuestras necesidades". Un saludo

Anónimo dijo...

En la frase de Xavier creo que está la clave. Es algo que comentaba hace poco en mi blog. Algunos lo llaman economía humanizada. Yo simplemente pienso que nosotros podemos cambiar el mundo.

¡Saludos!

ROSA dijo...

Bloggers por el cambio! Qué bueno Agulló!