10 octubre 2007

No a la pena de muerte

Juan Roberto pasó 17 años, 8 meses y 1 día en el corredor de la muerte. 6.450 días de su vida. Millones de minutos despidiéndose del mundo y buscando respuestas. Un buen día, la investigación de su defensa desveló una prueba definitiva que concluyó con un resultado inesperado: Juan Roberto era completamente inocente.
También Harold Wilson fue condenado a muerte por un delito que no cometió. La prueba definitiva de su inocencia también tardó 17 años en llegar. Y a Shabaka WaQlimi, tras 13 años de angustia, le faltaba menos de medio día para ser ejecutado en Florida cuando llegó la orden inmediata para que lo liberaran. Era inocente.

Y es que en el corredor de la muerte también hay inocentes. Darby Tillis, Randy Steidl, Gary Drinkard, Albert Burrell, Gary Beeman, Shujaa Grahm o Ray Crone pueden dar testimonio de ello, por poner ejemplos sólo en los Estados Unidos de América.
Otros tuvieron (todavía) menos suerte y se supo demasiado tarde. Y otros, en el resto del mundo, ni siquiera se conocen.

No a la pena de muerteEste es uno de los argumentos más irrebatibles para la oposición a la pena de muerte. Sólo uno más, uno de tantos.
Con todos estos argumentos, este mes de octubre se presentará ante la Asanblea General de Naciones Unidas una resolución que propone la suspensión de todas las ejecuciones en el mundo. De aprobarse, se lograría algo hasta ahora jamás conseguido y supondría un paso importantísimo en favor de la abolición de la pena de muerte.
Pero es casi una utopía, ya que para ello sería necesario el apoyo de países contrarios a su abolición como China o Estados Unidos.

Para conseguirlo, distintas organizaciones están llevando a cabo actuaciones de presión e información.

¿Quieres sumarte? Puedes firmar AQUÍ (Calición internacional contra la pena de muerte)


Gracias, Pablo
Viñeta: Jordi Miguel

Más información:
- Amnistía Internacional
- Death Penalty Information Center
- Wrongful Convictions (blog dedicado a desvelar casos de personas inocentes condenadas a muerte)

Contenidos relacionados:
- Saddam Husein es condenado a muerte
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11 comentarios:

Marc Ambit dijo...

Pues a mi el argumento de los "errores" no es el que más me convence. Creo que esos mismos "errores" se cometen cuando a los falsos culpables se les imputan penas de carcel (no capitales) y luego se demuestra su inocencia.

Para mi el mayor argumento, el más "irrebatible" por utilizar la misma expresión que en el post, es el de la absoluta inadecuación de la decisión de la muerte de otro ser humano por parte de nadie.
Cualquiera que sea el motivo a penar, el castigo nunca debe ser la muerte ni la vejación o tortura. No nos corresponde a nosotr@s, como seres humanos, el decidir la muerte o el sufrimiento de nadie. Que sea la naturaleza la que decida.

Por cierto que yo ya firmé esa petición hace unas semanas, así que, ¡vamos! ¡a qué esperan! ¡esta puede ser la oportunidad que estábamos esperando! :-)

P.D. Igual que luchamos por causas tan loables como la "pobreza cero", creo que deberíamos, desde ya mismo, empezar a luchar por las "muertes cero". No más muertes por castigo penal, pero tampoco por guerra (estas están justificadas, no lo olvidemos, por la mismísima declaración universal de los derechos humanos), por represión política, por machismo o por cual fuere el motivo. Demasiada gente muere cada día por demasiados motivos; y todos estos motivos siempre están provocados por la mano de otro ser humano, directa o indirectamente. "Muertes cero, ya!"

Carmen dijo...

Totalmente de acuerdo con vosotros... marc lo ha dicho muy bien... ordenar y decidir la muerte de alguien no es justicia ni castigo, es venganza, es violencia, es asesinato, es cobardía... no es un avance, es un retroceso... ya lo ordene el gobierno, el Estado, el ejército, la Ley, el delincuente o quien sea...

JLuis dijo...

Si, y sin olvidar que antes de responder a cuestión alguna relativa a la justicia, la pena de muerte encuentra su razón de ser, su sentido último en su carácter populista y de esa tan rentable política o electoral mano dura.

Es decir al final se ejecuta para aplacar protestas y mantenerse en el sillón.

Un sinsentido inflado de hipocresía.

Abrazotes.

mie dijo...

No sé quien dijo aquello de "en cuanto hagas como ellos, serás ellos". Para mí todo verdugo es asesino.

Carmen dijo...

David, ya he firmado, y con tu permiso, me he hecho eco de esta campaña en el blog de Hernán Zin...

http://blogs.20minutos.es/enguerra/post/2007/10/09/los-viven-la-basura-bangladesh-1-#c306710

Besos.

[La Otra Agenda] dijo...

Gracias Cármen por la difusión, como dice Marc, estamos ante una oportunidad y cuanta más gente se entere y se anime a firmar, mejor.
Me gusta eso de "muertes cero" :)

Fran Invernoz dijo...

Ningún ser humano puede ser el dueño de la vida de otro ser humano, porque de lo contrario volveríamos a la historia biblíca de Caín y Abel.

More dijo...

Es insólito que en esta era, en estos tiempos, todavía exista un ordenamiento por el cual quienes creen tener la verdad en sus manos, son capaces de decidir sobre la vida de alguien. La pena de muerte no es castigo, la expresión de la vida la vuelve ilegal y absurda.
Saludos, desde Venezuela!

Anónimo dijo...

Siempre he pensado que las personas que se ven abocadas a esa situación se mueren lentamente mientras esperan. Es una muerte fatigosa. Incluso el cáncer ofrece, hoy por hoy, más esperanza. Saludos.

entrenomadas dijo...

La pena de muerte para mí significa la alienación y el vacío absoluto del ser humano, si además pretendes vestirlo de justicia, el asunto tiene dosis de locura y crueldad. ¿Matar legalmente?
Por favor, es una vergüenza.

[La Otra Agenda] dijo...

Qué buena síntesis, Entrenómadas.
More Baker gracias por tu comentario y bienvenida a [La otra agenda]
Martín, Migramundo, gracias por estar ahí :)