02 febrero 2011

'Marchaos, o habrá más...'

Viven junto a una mina de oro, pero están lejos de ser ricos.
Y desde hace un par de años, tienen todavía menos. La policía local se encargó de quemar 300 casas, sacrificar animales y sembrar el pánico entre la población (que también denunció violaciones a mujeres), dejando un mensaje:

“Marchaos, o habrá más…”

Ocurrió en el lugar donde siempre han vivido, desde hace generaciones… El problema es que hoy es el mismo lugar donde se sitúa la mina de oro de Porgera, en Papúa Nueva Guinea, gestionada por filiales de la principal compañía minera de oro del mundo: la canadiense Barrick Gold Corporation.

Las acusaciones de Amnistía Internacional son gravísimas, ya que denuncian directamente a la Barrick de complicidad con la policía y de, indirectamente o en la sombra, alentar este tipo de actuaciones para poder disponer de más suelo fértil para explotar.
Tras su investigación en la zona y las entrevistas realizadas con las comunidades locales y los responsables de la empresa, Amnistía confirma que todo el mundo era consciente de los desalojos forzosos y de las violaciones de derechos humanos. A pesar de ello, la empresa permaneció en absoluta pasividad, incluso dando provisión de combustible, alimentos y alojamiento a la policía en la zona, para asegurar el orden en sus operaciones mineras.

Según la Barrick:
“Antes de que empezaran las operaciones mineras en 1990, la región había tenido acceso muy limitado a la atención de salud primaria, la educación y otros servicios básicos. Ha habido muchas mejoras en la prestación de estos servicios. (…) Barrick ha invertido más de $60 millones en salud, educación e infraestructura comunitaria (por ej., caminos, escuelas, instalaciones médicas). (…) Desde que empezaron las operaciones, la mina ha asignado más de 20.000 contratos a empresas locales y nacionales…”

Según otros grupos activistas:
“Más de 5.000 personas viven en el área en el que Barrick Gold efectúa sus operaciones. Es evidente la amenaza para la salud de los habitantes locales, con vertederos en constante expansión que han llegado a cubrir la tierra para el cultivo, frecuentes derrumbamientos y deslizamientos de tierra que ya han destruido casas.”
“Empleados de la Barrick Gold aseguran que la población que habita la zona lo hace en asentamientos ilegales y ya les han pedido varias veces que abandonen la zona”.

Son las miserias del oro que, quizás aquí al lado, estamos comprando por un elevadísimo precio. Un precio que en ocasiones va mucho más allá del que se marca en euros.

-- Versión de Amnistía Internacional:

(Si no ves correctamente el video pulsa aqui)

-- Enlace a la versión de Barrick Gold.


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