Hoy mismo he leído que Tiger Woods se propuesto transformar una zona completamente desértica en Dubai en un magnífico campo de golf, al que llamará "'Al Ruwaya". En este lugar se construirá también una academia de golf, con todo tipo de comodidades y lujos (como 80 suites, 300 villas de lujo o 20 mansiones). Está previsto que la obra finalice en 2009.
Dubai, en pleno desierto, ya cuenta con ocho campos de golf y acoge dos de los campeonatos del circuito europeo. Forma parte de los Emiratos Árabes Unidos, uno de los principales productores de petróleo.
A diferencia de sus vecinos (Irán, por ejemplo), Emiratos Árabes Unidos y Dubai en particular es un lugar con relaciones muy prósperas con las potencias "occidentales". Desde hace unos años se ha convertido en un lugar exótico y lujoso para el ocio y el entretenimiento. Es también un lugar donde, por ejemplo, los partidos políticos y los sindicatos están prohibidos.
Pero Dubai contribuye a "nuestro" ocio y nuestros negocios. Es un lugar muy propicio para las grandes convenciones de grandes empresas. Dubai importa.
Dejando este debate a un lado, creo que un esfuerzo como este demuestra que la tecnología, el dinero y la voluntad pueden contribuir a transformar el mundo. Si es posible crear un vergel en pleno desierto, con fuentes, kilómetros de jardines y césped, ¿por qué, por ejemplo, no se lleva el agua potable a cientos de miles de personas?
La meta para el campo de golf de Tiger Woods es de un par de años (hasta 2009). Hay otras para 2015 que quedan demasiado lejos... sobre todo en lo que a voluntad se refiere.
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